De esta manera, la técnica de la variación consiste en variar uno o más de los elementos de una pieza musical. Muchas veces se trata tan sólo de adornar la melodía con más notas. Otras veces se modifica el ritmo de la obra original. En ocasiones la armonía es también transformada. En definitiva, el tema es sometido a diferentes mutaciones, pero siempre conserva la esencia de la pieza original, de tal manera que el oyente puede identificar con relativa facilidad que se trata precisamente de eso, de una variación sobre un tema que previamente conoce bien.
El tema con variaciones fue ampliamente utilizado durante el Renacimiento. Los compositores españoles para tecla o vihuela lo llamaban “diferencias”. Así, se componían en aquella época varias series de diferencias sobre canciones bien conocidas por la gente.
El siglo XVIII, con el apogeo de la música instrumental, hizo de las variaciones una de las formas musicales más apreciadas. A veces se componían temas con variaciones como obras independientes. Pero otras veces el tema con variaciones formaba parte de una obra mayor, como podía ser una sonata. Grandes compositores del Clasicismo, como Mozart y Beethoven, hicieron un uso genial de la técnica de la variación.
Un buen ejemplo de tema con variaciones son las variaciones para piano K. 265 de Mozart, sobre la conocidísima canción “Ah, vous dirais-je maman”. El tema, como es habitual, se interpreta al comienzo de la obra:
TEMA: ESCUCHAR:
Y seguidamente pueden oírse una serie de variaciones sobre este tema, pero siempre es fácil identificarlo a pesar de sus modificaciones. Las primeras cinco variaciones son:
VARIACIÓN 1ª:
VARIACIÓN 2ª:
VARIACION 3:
VARIACIÓN 4ª:
VARIACIÓN 5ª:
Partituras.
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